Carlos D. Battyán es colaborador de la iniciativa Open Music de la Berklee School of Music, un proyecto que busca ayudar a los estudiantes a monetizar su música. Hoy en TAISH analiza las posibilidades que blockchain ofrece a los creadores para controlar y rentabilizar la distribución de su trabajo.
La tecnología blockchain ha despertado enorme expectativa, en gran parte de nuestros ecosistemas, desde finales de la década de los ‘90, del siglo XX. Básicamente podemos definir blockchain como un conjunto de tecnologías que permiten y mantienen un registro seguro, descentralizado, distribuido y sincronizado de operaciones digitales, sustentado sobre dos importantes ventajas, no requiere la intervención de una tercera parte para la verificación de los datos en cada bloque, sino que ello se realiza a través de una red de nodos, y, además, no puede corromperse.
Gracias a esta tecnología, cada ‘bloque de datos’ -que integra la cadena de datos, es decir ‘el blockchain’- está vinculado y, a su vez, protegido, de modo que los usuarios que participan en el mismo blockchain, no se interfieren entre sí.
Mayormente, asociamos blockchain a criptomonedas, mientras que, desde los primeros años del siglo XXI, se trabaja incansablemente para extender su uso a otras áreas.
En mi caso particular, y no obstante provenir del ámbito de la Salud, el Emprendimiento y los Negocios, mi enorme amor e interés por la música y por las nuevas tecnologías me llevó a colaborar con la Iniciativa Open Music, impulsada por Berklee College of Music (Berklee University, USA), en la que, entre muchos otros participantes, MIT e IDEO aportan enormes valores a la iniciativa.
Como bien se detalla en su misión, Open Music es ‘una iniciativa sin fines de lucro en la que participan instituciones académicas líderes, organizaciones de la industria de la música y los medios, creadores, tecnólogos, emprendedores y expertos en políticas que aman y valoran la música’.
Open Music busca crear un protocolo de código abierto para identificar a los ‘creadores musicales y a los titulares de los derechos musicales’, para, finalmente, compensarles y proteger sus derechos, sobre la base de un modelo sostenible, sólidamente apoyado en blockchain.
Las plataformas de distribución digital de música (streaming de música), como Spotify, Apple Music, Amazon Music, SoundCloud, Deezer o Tidal, implican la posibilidad de saber y registrar qué canciones son escuchadas, en qué cantidad, con qué frecuencias, por qué usuarios, y más, a lo largo y ancho del mundo. Pero, simultáneamente con ello, existe innumerable cantidad de Plataformas desde las que se distribuyen digitalmente -sin autorización alguna!- obras musicales sin ningún tipo de registro ni control, lo que conlleva a un perjuicio para los creadores musicales y de los titulares de los derechos musicales.
Uno de los objetivos que busca cubrir Open Music, con la aplicación de blockchain a estos procesos de descarga y distribución digital de las canciones, es precisamente conocer cómo tiene lugar este flujo de procesos, para propender, entre otras cosas, a la protección los derechos de los creadores y titulares.
Cumplimentar exitosamente este objetivo significará la protección intelectual de los autores y la posibilidad de compensaciones en relación con la utilización (escucha y/o descarga) de las obras, a la vez que se busca reducir o eliminar el uso no autorizado de las obras.
Lo complejo y vasto de los procesos de descarga y de distribución digital de las obras musicales a lo largo y ancho de nuestro mundo -tanto autorizados como así también no autorizados- implica que, para su comprensión y abordaje, sea necesario el involucramiento de gran número de actores, como son, entre otros, los propios autores, los titulares de los derechos musicales y la industria discográfica. Consecuentemente, es muy dificultoso alcanzar el protocolo de código abierto buscado en cortos plazos de tiempo.
Todo ello requiere, por otra parte, la plena participación de profesionales TIC -sobre la base de una profunda comprensión de los procesos involucrados- lo que ha devenido en una difícil instancia, aún en las naciones en las que blockchain goza de gran reconocimiento y valoración: no es fácil sumar talento especializado para avanzar rápidamente en la consecución de los objetivos. Resumiendo, en general, no contamos actualmente con el talento específico necesario para dar concreción a la planificación trazada.
Si bien la integración de todos los actores mencionados ha permitido alcanzar interesantes avances en el tema, mucho resta aún por desarrollar para alcanzar plenamente el objetivo fijado. No obstante, dichos avances tornan altamente optimistas las proyecciones que sobre la aplicación de blockchain se observa en un campo tan complejo como es la distribución digital de música.
La integración de los profesionales TIC y los naturales actores del ecosistema musical redundará en importantes beneficios para el propio ecosistema, para los profesionales del ámbito TIC y, sin lugar a dudas, para otras áreas del Hacer y del Conocimiento Humanos.